Nobel de Química 2011 fue para descubridor de los cuasicristales; no le creían y lo retiraron de su grupo de trabajo.
Texto: Antimio Cruz Foto: Hanibal Hanschke, Nobel Prize Org y AP
Un científico de Israel que cambió el modo de entender cómo son los materiales sólidos, fue seleccionado como ganador de Premio Nobel de Química 2011.
El investigador Dan Shechtman, del Instituto Israelí de Tecnología, en Haifa, demostró hace 29 años que cuando los materiales pasan de estado líquido a sólido no siempre se agrupan en cristales ordenados que se repiten una y otra vez. Él encontró un tipo diferente de cristales con formas caprichosas y asimétricas que no se pueden repetir y por lo tanto no forman tejidos gigantes de cristales.
Este hallazgo no es nada más una curiosidad de formas geométricas. Cuando los materiales no forman cristales simétricos adquieren algunas características especiales frente al calor, la electricidad y los golpes. Estos materiales que descubrió Shechtman fueron llamados los cuasi-cristales y hoy son utilizados en campos tan diferentes como la elaboración de sartenes que soportan altas temperaturas, motores de combustión con diesel y algunos tipos de ductos.
Los Cuasicristales abrieron una nueva manera de entender el estado sólido de la materia. Su estructura cristalina no es periódica, es decir, no se pueden construir mediante la repetición de una unidad del mismo cristal. El método tradicional para multiplicarlos se basa en enfriar muy rápido algunos metales fundidos, de manera que los átomos no tienen tiempo de acceder a las posiciones de equilibrio que corresponden a los cristales comunes.
Los Cuasicristales son estructuras relativamente comunes en aleaciones con metales como el cobalto, el hierro y el níquel. Son más elásticos que los metales ordinarios cuando se les calienta a altas temperaturas, son extremadamente duros y resisten bien la deformación. Estas características han hecho que la industria se interese en ellos como recubrimientos protectores adherentes.
Casi le cuesta el empleo
Cuando el investigador Dan Shechtman halló por primera vez estos cristales que no respetaban la forma simétrica a la que estaban acostumbrados los científicos, incluso puso en peligro su empleo y su prestigio científico.
Para explicarlo de un modo simple, se puede decir que la creencia normal era que en los estados de la materia llamados sólido, líquido y gaseoso hay ciertas reglas que se mantienen. Esto quiere decir que en el caso de los gases los átomos que los forman tienen casi nula cohesión o adherencia; en los líquidos hay una cohesión mediana y en los sólidos los átomos se amarran o cohesionan con fuertes enlaces en secuencias o cadenas que se repiten. Los Cuasicristales no respetaban los fuertes amarres de los cristales sólidos conocidos hasta entones, por lo que sus resultados fueron criticados y muchas veces puestos en duda.
Shechtman defendió su trabajo basándose en fotografías de microscopio electrónico que tomó desde 1982 y en todos los foros científicos defendió su idea de que no todos los átomos se agrupan en los mismos paquetes y comparaba sus hallazgos con los caprichosos caleidoscopios que forman los vitrales árabes. En el transcurso de la defensa de sus resultados el hombre que ayer fue galardonado con el Nobel fue obligado a separarse de su grupo de investigación y fue casi diez años después cuando otros experimentos prácticos le dieron la razón y despertaron el interés de la industria.
Un científico de Israel que cambió el modo de entender cómo son los materiales sólidos, fue seleccionado como ganador de Premio Nobel de Química 2011.
El investigador Dan Shechtman, del Instituto Israelí de Tecnología, en Haifa, demostró hace 29 años que cuando los materiales pasan de estado líquido a sólido no siempre se agrupan en cristales ordenados que se repiten una y otra vez. Él encontró un tipo diferente de cristales con formas caprichosas y asimétricas que no se pueden repetir y por lo tanto no forman tejidos gigantes de cristales.
Este hallazgo no es nada más una curiosidad de formas geométricas. Cuando los materiales no forman cristales simétricos adquieren algunas características especiales frente al calor, la electricidad y los golpes. Estos materiales que descubrió Shechtman fueron llamados los cuasi-cristales y hoy son utilizados en campos tan diferentes como la elaboración de sartenes que soportan altas temperaturas, motores de combustión con diesel y algunos tipos de ductos.
Los Cuasicristales abrieron una nueva manera de entender el estado sólido de la materia. Su estructura cristalina no es periódica, es decir, no se pueden construir mediante la repetición de una unidad del mismo cristal. El método tradicional para multiplicarlos se basa en enfriar muy rápido algunos metales fundidos, de manera que los átomos no tienen tiempo de acceder a las posiciones de equilibrio que corresponden a los cristales comunes.
Los Cuasicristales son estructuras relativamente comunes en aleaciones con metales como el cobalto, el hierro y el níquel. Son más elásticos que los metales ordinarios cuando se les calienta a altas temperaturas, son extremadamente duros y resisten bien la deformación. Estas características han hecho que la industria se interese en ellos como recubrimientos protectores adherentes.
Casi le cuesta el empleo
Cuando el investigador Dan Shechtman halló por primera vez estos cristales que no respetaban la forma simétrica a la que estaban acostumbrados los científicos, incluso puso en peligro su empleo y su prestigio científico.
Para explicarlo de un modo simple, se puede decir que la creencia normal era que en los estados de la materia llamados sólido, líquido y gaseoso hay ciertas reglas que se mantienen. Esto quiere decir que en el caso de los gases los átomos que los forman tienen casi nula cohesión o adherencia; en los líquidos hay una cohesión mediana y en los sólidos los átomos se amarran o cohesionan con fuertes enlaces en secuencias o cadenas que se repiten. Los Cuasicristales no respetaban los fuertes amarres de los cristales sólidos conocidos hasta entones, por lo que sus resultados fueron criticados y muchas veces puestos en duda.
Shechtman defendió su trabajo basándose en fotografías de microscopio electrónico que tomó desde 1982 y en todos los foros científicos defendió su idea de que no todos los átomos se agrupan en los mismos paquetes y comparaba sus hallazgos con los caprichosos caleidoscopios que forman los vitrales árabes. En el transcurso de la defensa de sus resultados el hombre que ayer fue galardonado con el Nobel fue obligado a separarse de su grupo de investigación y fue casi diez años después cuando otros experimentos prácticos le dieron la razón y despertaron el interés de la industria.