Aprendimos a reparar genes con juego y experimentación, dice Nobel de Medicina 2007
Texto: Antimio Cruz Fotos: Antimio Cruz y madrimasd.org
Solucionar un problema tan serio como la reparación de genes mutados que provocan enfermedades incurables fue posible gracias a una perseverante actitud de juego y experimentación que permitió encontrar estos mecanismos de reparación tras muchos años de trabajo, afirmó en la ciudad de México, el ganador del Premio Nobel de Medicina 2007, Oliver Smithies.
El genetista que encontró la manera cómo separar y mover de lugar fragmentos de genes, con un proceso llamado recombinación homóloga, ofreció una conferencia plenaria en la tercera jornada de la Semana de la Ciencia y la Innovación 2011, que reúne en el Palacio de Minería a siete ganadores del Premio Nobel y dos ganadores del Premio Príncipe de Asturias, entre otros destacados científicos.
Smithies enfocó su discurso principalmente a los jóvenes y puso como ejemplo de los buenos resultados que trae el juego y la experimentación, la historia de cómo creó un sistema para separar proteínas muy grandes de proteínas muy pequeñas sin destruir ninguna de las dos.
“En realidad la idea de este sistema surgió de los recuerdos que yo tenía de cuando era niño y mi madre lavaba la ropa. Ahí conocí los granos de almidón y la manera como ese almidón se convertía en una especie de gelatina. Años después, siendo ya mayor y trabajando en el laboratorio teníamos el problema de que siempre que intentábamos separar moléculas grandes de moléculas pequeñas, principalmente proteínas de la sangre rompíamos las moléculas grandes porque el único sistema que se manejaba era el de centrifugado. Estamos hablando de los años 50 del siglo pasado.
“Yo recordé aquella gelatina hecha con almidón y me pregunté si, de algún modo, podría aprovechar ese gel para separar las proteínas grandes de las pequeña, separándolas gracias al propio peso y presión diferente de las moléculas seigún su tamaño. La idea funcionó. Las proteínas de la sangre se hundieron y acomodaron a diferentes alturas de la gelatina de almidón y aunque tuvimos que hacer más de 40 cortes a la gelatina para separar perfectamente las proteínas de la sangre, esto fue la base para, después, poder separar fragmentos completos de genes”, indicó.
Posteriormente a su exposición, donde explicó que muchos de los genes mutados o defectuosos son mucho más largos y pesados que los genes saludables, el doctor Smithies dijo, en entrevista con Ciencia Budget, que el científico que pierde la capacidad de jugar y experimentar está a punto de dejar de ser científico.
“Preservar esa curiosidad infantil que hace que el serhumano toque y pruebe todo lo que se le acerca es una de las habilidades de los científicos. Esto nos conduce muchas veces a experimentos que no fueron exitosos o que no descubrieron nada, pero el verdadero científico no se preocupa demasiado, siente recompensada su pasión al hacer el propio experimento”, subrayo el actual profesor de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.
A sus 86 años de edad, Smithies dijo seguir siendo muy curioso y pensar que en el futuro, la genética y la reparación de genes tienen como mayor reto el estudio y tratamiento del cerebro, que es el órgano más complejo y cuyas enfermedades y desarrollo tienen gran relación con el correcto funcionamiento de los genes y sus funciones como codificadores de proteínas.
Solucionar un problema tan serio como la reparación de genes mutados que provocan enfermedades incurables fue posible gracias a una perseverante actitud de juego y experimentación que permitió encontrar estos mecanismos de reparación tras muchos años de trabajo, afirmó en la ciudad de México, el ganador del Premio Nobel de Medicina 2007, Oliver Smithies.
El genetista que encontró la manera cómo separar y mover de lugar fragmentos de genes, con un proceso llamado recombinación homóloga, ofreció una conferencia plenaria en la tercera jornada de la Semana de la Ciencia y la Innovación 2011, que reúne en el Palacio de Minería a siete ganadores del Premio Nobel y dos ganadores del Premio Príncipe de Asturias, entre otros destacados científicos.
Smithies enfocó su discurso principalmente a los jóvenes y puso como ejemplo de los buenos resultados que trae el juego y la experimentación, la historia de cómo creó un sistema para separar proteínas muy grandes de proteínas muy pequeñas sin destruir ninguna de las dos.
“En realidad la idea de este sistema surgió de los recuerdos que yo tenía de cuando era niño y mi madre lavaba la ropa. Ahí conocí los granos de almidón y la manera como ese almidón se convertía en una especie de gelatina. Años después, siendo ya mayor y trabajando en el laboratorio teníamos el problema de que siempre que intentábamos separar moléculas grandes de moléculas pequeñas, principalmente proteínas de la sangre rompíamos las moléculas grandes porque el único sistema que se manejaba era el de centrifugado. Estamos hablando de los años 50 del siglo pasado.
“Yo recordé aquella gelatina hecha con almidón y me pregunté si, de algún modo, podría aprovechar ese gel para separar las proteínas grandes de las pequeña, separándolas gracias al propio peso y presión diferente de las moléculas seigún su tamaño. La idea funcionó. Las proteínas de la sangre se hundieron y acomodaron a diferentes alturas de la gelatina de almidón y aunque tuvimos que hacer más de 40 cortes a la gelatina para separar perfectamente las proteínas de la sangre, esto fue la base para, después, poder separar fragmentos completos de genes”, indicó.
Posteriormente a su exposición, donde explicó que muchos de los genes mutados o defectuosos son mucho más largos y pesados que los genes saludables, el doctor Smithies dijo, en entrevista con Ciencia Budget, que el científico que pierde la capacidad de jugar y experimentar está a punto de dejar de ser científico.
“Preservar esa curiosidad infantil que hace que el serhumano toque y pruebe todo lo que se le acerca es una de las habilidades de los científicos. Esto nos conduce muchas veces a experimentos que no fueron exitosos o que no descubrieron nada, pero el verdadero científico no se preocupa demasiado, siente recompensada su pasión al hacer el propio experimento”, subrayo el actual profesor de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.
A sus 86 años de edad, Smithies dijo seguir siendo muy curioso y pensar que en el futuro, la genética y la reparación de genes tienen como mayor reto el estudio y tratamiento del cerebro, que es el órgano más complejo y cuyas enfermedades y desarrollo tienen gran relación con el correcto funcionamiento de los genes y sus funciones como codificadores de proteínas.