La palabra México está llena de cosas positivas: Penélope Rodríguez, física experta en quiralidad de nanomoléculas
(19/07/20) Antimio Cruz. Hay muchos objetos y procesos que el ser humano no puede percibir con los ojos pero que influyen mucho en su vida. Un ejemplo son las moléculas que interactúan dentro del cuerpo y generan procesos bioquímicos de salud o enfermedades. La historia del medicamento Talidomida, creado a mediados del siglo XX para controlar nauseas en mujeres embarazadas pero que provocó malformaciones en bebés en gestación enseñó que una misma molécula puede presentarse en dos formas diferentes, una derecha y una izquierda, y eso cambia las reacciones que provoca en el organismo. Ese fenómeno, llamado Quiralidad, es uno de los campos de estudio de la científica mexicana Penélope Rodríguez Zamora.
“Hay que saber que en varios medicamentos existen moléculas quirales, derecha e izquierda, como en el Ibuprofeno y otras, por lo que pueden generar reacciones diferentes en el cuerpo y para evitarlo se hace un proceso llamado Enantioseparación, que es muy importante en la producción de medicamentos. Éste es sólo un solo ejemplo de por qué es importante estudiar la quiralidad”, dice a los lectores de Crónica la universitaria recién galardonada con la Beca Mujeres en la Ciencia, que otorgan conjuntamente L’Oreal, la Unesco y la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Nacida en la Ciudad de México, hermana mayor de tres mujeres y un hombre, Penélope Rodríguez es investigadora postdoctral del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Apasionada de las matemáticas y la física desde niña, la doctora recibió la beca por su trabajo llamado “Quiralidad en Nanoestructuras Híbridas Bio-Metálicas: la Relación entre el Origen de la Vida y las Problemáticas Farmacéuticas Actuales”.
Con los fondos recibidos podrá adquirir equipos y reactivos para profundizar en sus investigaciones.
¿Qué es la quiralidad?, se le pregunta a la investigadora. En palabras muy llanas es un tipo de geometría en el que dos objetos tienen componentes iguales se presentan en dos formas que no son simétricas, como la mano derecha y la mano izquierda, que a pesar de parecer la misma imagen proyectada frente a un espejo, no se pueden sobreponer por que no son exactamente iguales. Esa forma geométrica, la quiralidad, se presenta en muchas formas en la naturaleza, desde formaciones estelares hasta moléculas que miden nanómetros, es decir millonésimas de milímetro.
“No solamente las manos derecha e izquierda son quirales, también la molécula de ADN y muchas moléculas y cristales de medicamentos; es decir que tienen lo que podríamos llamar una forma derecha y una izquierda (enantiómeros), que no se pueden sobreponer y sus propiedades físicas cambian drásticamente con la quiralidad. Esto es muy interesante y tiene que ver con el mismo origen de la vida ¿por qué? Porque en el Universo las cosas tienden a ser bastante simétricas y en la Tierra también eran bastante simétricas, pero hubo un momento en que se rompió dicha simetría y se dio paso a moléculas de quiralidad derecha, como los azúcares de los ácidos nucléicos, y moléculas de quiralidad izquierda que son los aminoácidos que forman las proteínas”, indica la investigadora universitaria, quien detalla que el momento en que se rompe esa simetría en moléculas que tienen que ver con la vida se denomina origen de la homoquiralidad biológica.
Nanométrica
Penélope Rodríguez dice que la palabra México, para ella, está llena de implicaciones positivas pues desde niña sus padres subrayaron las cosas buenas de este país. Del mismo modo considera muy positivo ser mujer y subraya que el hecho de no haber padecido problemas de violencia de género le hace sentir una gran responsabilidad de ayudar y apoyar a otras mujeres para poder mejorar el contexto social con mayor equidad y más oportunidades para niñas y jóvenes.
Hija de una mujer trabajadora que laboraba en la Casa del Libro de la UNAM, en la Colonia Roma, Rodríguez Zamora es hoy madre de familia y recuerda con agradecimiento el que sus padres le hayan alentado a seguir su pasión por las matemáticas, al ver que desde niña tenía facilidad en resolver las tareas y problemas que en la escuela le dejaban resolver en este campo.
Tras ingresar a la licenciatura en Física en la UNAM, realizó también estudios en la Universidad de Barcelona y, su doctorado en Inglaterra, en nanofísica, en la Universidad de Birmingham.
Aquí es importante subrayar que Penélope Rodríguez no sólo estudia el fenómeno de la quiralidad sino que lo hace en tamaños o escalas muy muy pequeños, que se miden en nanómetros (Un nanómetro es un milímetro divido un millón de veces). ¿Cuál es la diferencia con la quiralidad a escalas visibles? Pues la diferencia es que a nanoescalas la física se comporta de manera diferente:
“ En el mundo macro, si uno construye un muro y le añade un ladrillo más, no cambian radicalmente las propiedades físicas del muro, pero en escalas nano, si añades un átomo a un sistema puedes cambiar mucho sus propiedades físicas, es a decir sus propiedades electrónicas, ópticas, geométricas etcétera. Es como si una nanoestructura que antes lucía como una esfera, ahora puede lucir como un triángulo con solamente añadir uno o dos átomos”, indica la doctora.
“Además, uno de los fenómenos que me interesa es que cuando estudias la quiralidad en dimensiones tan pequeñas puedes observar que ésta se puede transferir; es decir que si tú pones un objeto quiral de escalas nanométricas junto a otro, el segundo objeto cambia. Eso me interesa mucho y es parte de lo que voy a seguir estudiando con apoyo de esta beca para mujeres en la ciencia, qué cambios hay cuando pones en contacto nanopartículas metálicas con biomoléculas”, agrega.
Penélope Rodríguez dice que cuando era niña no había escuchado la palabra quiralidad pero ahora que ve en su trabajo la unión de matemáticas, física, química y biología molecular siente que a lo largo de la vida ha realizado un recorrido por muchos campos que desde afuera parecen diferentes pero que la han dado herramientas útiles para responder preguntas en un campo que no se ve, pero que es fundamental para proteger la salud y, eventualmente, para entender el origen de la vida.