Arqueología subacuática de México recibirá apoyo de la Fundación Azcárraga

Texto: Comunicado INAH Foto: INAH



El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta AC firmaron un convenio de colaboración que
impulsará la arqueología subacuática de México y permitirá desarrollar exploraciónes más prolongadas en mar abierto.

En un primer momento, la alianza público-privada permitirá continuar con la búsqueda de la Flota de la Nueva España, hundida en 1631 en el Golfo de México. Además se reforzará la búsqueda de pecios históricos, es decir de barcos antiguos y otros artefactos que se encuentran totalmente cubiertos por el agua. También se busca impulsar el desarrollo de la arqueología subacuática mexicana a nivel de investigación, docencia, conservación y difusión.

Este es el primer convenio de colaboración que signa el Instituto con una fundación encaminado a coadyuvar en la investigación y recuperación del patrimonio cultural sumergido tanto en el mar como en aguas interiores (cenotes, lagos, lagunas, etc.), espacios acuáticos donde yacen vestigios paleontológicos, arqueológicos e históricos, cuyo estudio en muchos casos requiere de equipos de tecnología avanzada de alto costo, así como del uso de embarcaciones.

El acuerdo fue firmado por el director general del INAH, Alfonso de Maria y Campos, y el presidente de la Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta AC, Alejandro Burillo Azcárraga. Se establece dentro del marco legal mexicano y de respeto a la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, puesta en marcha en enero de 2009 y de la cual México forma parte.

De este convenio marco se derivarán acuerdos específicos para la realización de nuevos proyectos y el impulso de otros que ya están en marcha, que incluyen la prospección, ubicación, registro y en su caso, excavación, recuperación y conservación de bienes culturales. Para ello, la fundación aportará recursos económicos y en especie.

Asimismo, se incrementarán los encuentros académicos entre especialistas nacionales y extranjeros que ya desarrolla el INAH, y que resultan un excelente medio para optimizar diversas tareas, como la interpretación de manuscritos y cartografías, que contribuye a determinar las áreas de búsqueda de restos culturales sumergidos; o los estudios que se realizan de manera paralela en áreas afines, como la biología, la paleontología, la geohistoria y la construcción naval, entre otros.

La alianza también contribuirá a la difusión del patrimonio cultural sumergido a través de publicaciones, documentales, exposiciones permanentes, temporales e itinerantes, y del uso de medios de comunicación. Se contempla también la creación de museos estatales, locales o comunitarios en los que se difunda el patrimonio cultural sumergido.

La arqueóloga Pilar Luna, subdirectora de Arqueología Subacuática del INAH, dijo que el apoyo de la Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta permitirá avanzar en el desarrollo de esta disciplina en México, porque ahora será posible realizar temporadas de trabajo más largas gracias a las embarcaciones que la fundación facilitará para los investigadores del INAH.

“Esto significa que tendremos más tiempo para ubicar vestigios, tarea nada fácil considerando que el mar es enorme y nosotros buscamos naufragios hundidos hace siglos, lo que requiere de investigaciones muy especializadas para ir acotando las áreas de prospección”.

La impulsora de la arqueología subacuática en México adelantó que uno de los primeros acuerdos específicos que derivarán de este convenio será precisamente el apoyo con embarcaciones, para continuar la búsqueda de las naves de la Flota de la Nueva España hundidas en 1631 a causa de una tormenta en el Golfo de México.

Dicho naufragio, abundó la arqueóloga Pilar Luna, es uno de los accidentes marítimos en aguas mexicanas más importantes del siglo XVII, sobre todo por la pérdida de sus buques insignia: “Nuestra Señora del Juncal” y “Santa Teresa”. La Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH inició en 1995 esta investigación multidisciplinaria y con participación de organismos académicos internacionales.

Por su parte, Alejandro Burillo dijo que para la Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta es un honor participar en un proyecto tan importante para el país como lo es la preservación de este patrimonio, toda vez que en los mares se encuentra buena parte de la historia colonial, mientras que en los cenotes, cuevas inundadas y lagos yace principalmente la riqueza cultural que nos heredaron los pueblos prehispánicos.

Externó que una de las intenciones de este convenio a corto plazo, es ayudar en la gestión de un barco-escuela para ofrecer clases in situ a estudiantes de arqueología subacuática. También existe el interés de apoyar en la integración de museos en la materia que permitan divulgar la riqueza que existe en las aguas nacionales.

En el convenio se acuerda que el Instituto Nacional de Antropología e Historia designará a los investigadores responsables de cada proyecto, seleccionará las áreas donde se desarrollarán las exploraciones en el mar, y elaborará las propuestas de investigación que deberán contar, de acuerdo con la normatividad, con la aprobación del Consejo de Arqueología, lo mismo que los informes que se presenten de cada proyecto.

En la firma del convenio también estuvieron, por parte del INAH, los coordinadores nacionales de Asuntos Jurídicos, Arqueología y Conservación del Patrimonio Cultural, María Villarreal; Salvador Guilliem y Lilia Rivero, respectivamente, así como Juan Urquiaga y la arqueóloga Pilar Luna; y por la Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta AC, Patricio Burillo, Germaine Gómez Haro Desdier, directora general del Centro de Estudios para la Cultura y las Artes; Octavio Fernández de Teresa, del Grupo Pegaso, y Pablo García Sáinz Lavista, representante legal de dicha fundación.

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