¿Por qué Londres ya ganó con las Olimpiadas 2012?
Texto: Antimio Cruz / Enviado Fotos: Populous, 2012 Legacy Company y Antimio Cruz
Londres.- Algunas veces, pensar en lo que se quiere tener cuando concluya un proceso ayuda a que los primeros pasos sean más sólidos. Así comenzó la ciudad de Londres su proyecto para organizar los Juegos Olímpicos del año 2012: primero se puso a pensar en cómo quedará la ciudad cuando todos los atletas hayan regresado a sus casas.
El 9 de septiembre de 2012, cuando se haya entregado las últimas medallas a atletas olímpicos y paralímpicos, se apagará el fuego traído desde Grecia y la oscuridad irá ganando terreno en los 3 kilómetros cuadrados que integran el Parque Olímpico. Pero este final no dejará una cruda emocional o financiera entre los londinenses, porque el terreno no quedará como un pueblo fantasma.
El predio elegido para ser suelo olímpico en 2012, que durante más de 60 años fue considerado como “una cicatriz en la cara de Londres” porque era una zona de fábricas abandonadas, suelos contaminados e inmigrantes empobrecidos, comenzará a recibir nuevos habitantes permanentes: cientos de familias que compraron el 80 % de los departamentos de la villa olímpica desde antes de que comenzara a construirse.
Este es el primer dato duro de un proyecto más complejo que ha recibido el nombre de Legado 2012. La idea central de esta visión de futuro es que Londres no trabajará para la Olimpiada; al contrario, la Olimpiada servirá a Londres para restaurar y rescatar a la zona más pobre y deteriorada de esa ciudad, la cual fue abandonada por “negligencia”, como reconocen las actuales autoridades de la ciudad.
El primer legado de Londres 2012 será el rescate de esa zona llamada despectivamente el East end¸ el fin del este o “el fin del mundo”, pues muchos ciudadanos decían que ahí terminaba la verdadera civilización británica pues, desde fines del siglo XIX esa región se convirtió en hogar de inmigrantes y obreros empobrecidos.
El día de hoy, cuando faltan cerca de 300 días para que la bandera blanca, con cinco aros de colores, se agite sobre nuevo estadio, la Villa Olímpica de Londres ya tiene construidas la escuela, el teatro y el hospital comunitario que se quedarán como herencia para los ciudadanos que se muden a esos edificios en cuanto se terminen las competencias. Ese es ya un producto palpable del Legado.
“Cualquiera que haya conocido esta zona hace 10, 20 o 40 años sabrá que fue el lugar donde las fábricas quedaron abandonadas, los suelos estériles por la contaminación y la sociedad fue dejada a su libre organización. Sí es una cicatriz dentro del cuerpo general de Londres y una muestra de la negligencia de todos los otros ciudadanos, que perferimos, durante años, voltear la cara hacia el oeste y dejar que se descompusiera el East London”, comenta a Ciencia Budget Dan Hawthorn, responsable de la Unidad Londres 2012, del gobierno de esa ciudad.
“Ahora hemos cambiado totalmente el enfoque y fuimos un paso más adelante. Tuvimos que reconocer que no es suficiente con que el gobierno de una ciudad o de un país traiga un evento masivo y grandes sumas de dinero porque todo eso se acaba y queda abandonado en unos cuantos días. Nosotros, el gobierno de Londres, el gobierno británico y los ciudadanos, decidimos completar todo el trabajo y hacer intervenciones detalladas hasta que el dinero, el tejido social y las áreas naturales queden funcionando óptimamente en la zona olímpica”, añade Hawthorn.
De este modo, empezar a pensar por el final se ha convertido en un ejercicio mental muy repetido en Londres. Si un empresario, una autoridad o un grupo social quiere sumarse al proyecto de la Olimpiada 2012 de Londres debe explicar en su proyecto, qué legado dejará su trabajo al apagarse la llama olímpica. El único requisito es que su legado no debe ser infraestructura ociosa, lo que en México llamamos “un elefante blanco”.
El fin del mundo
La zona más rica y la zona más pobre de Inglaterra están separadas por menos de 15 kilómetros. A finales del siglo XIX los londinenses más pobres y los nuevos migrantes del campo y de otros países comenzaron a asentarse al este de una muralla medieval que rodeaba a Londres. A esa zona se le llamó el East End y algunos se referían al lugar como el Fin del Mundo, queriendo indicar que ahí terminaba lo que consideraban civilizado.
El East End ganó su fama de sitio hostil y abandonado de la gracias real debido a su imparable índice de pobreza, que se acentuó con un conjunto de fábricas que primero usaron su mano de obra barata y luego la dejaron abandonada, durante la Segunda Guerra Mundial y en la posguerra.
Al llegar el siglo XXI, el estancamiento económico y social en el lado fue la regla. Prosperaron las pandillas, el comercio callejero e informal, los asaltos y la violencia doméstica.
Esta problemática se manifestaba con violencia, cíclicamente, por ello, cuando surgió la idea de volver a competir para traer una Olimpiada a Londres, después de que había organizado los juegos de 1908 y 1948, los laboristas pidieron que la justa sirviera para a los barrios y terrenos contaminados y empobrecidos del West End.
De manera esquemática y superficial, esta síntesis describe lo que ha ocurrido en los últimos catorce años en el Este de Londres. Se decidió rescatar la zona más pobre de Londres, usando como palanca a una olimpiada. Un ejemplo es la construcción, en esa zona, del mall o plaza comercial más grande de Europa, que el 13 de septiembre abrió sus puertas por primera vez. Ese primer día recibió una multitud de visitantes, que sumó 160 mil personas, locales y visitantes. Los cuales gastaron 4 millones de libras esterlinas, sólo en este primer día de actividad del mall Westlife Stratford City, a pocos metros de donde estan construyendo el nuevo Parque y la Villa Olímpica.
“La Olimpiada 2012 fue concebida pensando en este espacio desde el principio. Se pensó que era un muy buen terreno disponible, pero no sólo eso. Sabíamos que era una zona donde debía rescatarse el tejido social y el medio ambiente pues esa una zona que había quedado abandonada paulatinamente y donde era difícil atraer inversión. Sólo un proyecto que atrajera grandes inversiones, como una olimpiada, podría restaurar el suelo, la arquitectura y construir cadenas de servicios y comercio que se quedaran permanentemente alrededor”, explica Chris Jopson, director asociado de Populous, la principal firma de arquitectos responsable del proyecto 2012.
Pero el proyecto no se limita abrir grandes tiendas o traer grandes bancos porque los ingleses ya tienen la experiencia de que cuando eso ocurre, los habitantes locales siguen siendo pobres y, cuando mucho, consiguen trabajos de limpieza, como les ocurrió hace 20 años en el nuevo barrio financiero de Londres, llamado Canary Wharf, donde los banqueros sólo van a trabajar y la pobreza se ha acentuado más entre los habitantes locales.
“Llevar grandes inversiones a un barrio o a un país donde los habitantes locales no pueden comprar, porque no tienen dinero, o no pueden trabajar, porque no tienen las habilidades, hace más subrayada la pobreza de los que estaban primero. Además es más difícil justificar ahí inversión social”, dice Dan Hawthorn, del gobierno londinense. Este problema se repite en muchos países donde los gobiernos de limitan a captar inversiones sin aterrizarlas para que rieguen a la población local.
“Los gobiernos no tienen que dejar el trabajo a la mitad. Tienen que acompañar el aterrizaje de la inversión hasta la última etapa. Tienen que impulsar fuertes programas de capacitación entre los pobladores locales, regenerar el tejido social, estimular la inversión a escala micro con estímulos fiscales. No dejar las cosas financieras volando después de conseguir una promesa de inversión”, añade este joven funcionario que, sorprendentemente no es parte de un gobierno laborista, sino de uno conservador.
Del suelo al cielo
En julio de 2005, cuando Londres ganó la competencia para organizar las Olimpiadas de 2012, se dio el banderazo de salida para un proyecto que había sido diseñado, corregido y vuelto a diseñar desde 1997.
Antes de construir cualquier muro, lo que se hizo en el terreno de 3 kilómetros cuadrados que albergará al Parque Olímpico fue levantar toda la tierra del suelo y limpiarla de contaminantes como arsénico, mercurio, plomo, níquel, cromo y vanadio.
Julian Sutherland, director de diseño de la compañía de ingenieros Atkins, responsables de la limpieza del terreno, explica que trabajaron con dos estrategias de biorremediación.
“Una parte del suelo lo retiramos y lo mandamos a un lugar que nosotros llamamos el Hospital de suelos, en el que estas tierras contaminadas fueron tratadas con cultivos de hongos y bacterias comían parte de esas tierras y capturaban los metales, excretando materia limpia. Otra parte de la limpieza, más profunda, se hizo con bacterias y hongos In situ, logrando retirar los contaminantes de las zonas más sucias. Al final de este trabajo de biorremediación, que duró más de dos años, logramos devolver limpio el 80 % del suelo contaminado y lo que no se limpió lo retiramos”, dice Sutherland.
El mismo experto de la firma Atkins añade que paralelamente a la limpieza de los metales contaminantes en el suelo del East London se realizaron 300 estudios sociales para saber cómo era la vida comunitaria en esa zona de Londres, qué eran los edificios que se encontraban abandonados y cuál fue su función en el tejido vecinal.
Una vez que se tuvo claro lo que había antes, lo que se quería y lo que las autoridades, los vecinos y los inversionistas querían en común, lo cual fue decidido con dos consultas públicas, se procedió a derrumbar 200 edificios en la zona núcleo de lo que sería la Villa Olímpica. Algunos de esos edificios eran fábricas abandonadas y otros eran torres de 10 ó 12 pisos, con departamentos habitacionales sumamente maltratados.
“Desde el momento de estos derrumbes empezó un trabajo de arquitectura sustentable porque el 90 % del material de los edificios destruidos fue mandado a plantas de reciclaje y sirvió para posteriores obras, aquí o en otras partes de Londres”, dice Julian Sutherland, quien representa a una de las 11 compañías más grandes del mundo en diseño urbano.
Cuatro meses antes de que se comenzaran a construir las instalaciones olímpicas en el East London, el suelo ya estaba parejo y limpio, pero faltaba una parte muy ambiciosa y compleja, rescatar dos ríos de agua dulce que cruzaban por la zona y, con ellos, intentar revivir un ecosistema desaparecido.
El proyecto requirió entonces la ayuda de biólogo y ecólogos, los cuales lograron extraer a 400 ejemplares de animales silvestres que sobrevivían en la zona en condiciones de apabullante estrés: salamandras, ranas, aves no migratorias y pequeños mamíferos que fueron puestos en reservas hasta que se restaure completamente el Río Lea, que cruza el terreno de la Villa Olímpica. Al mismo tiempo se realiza una reintroducción de vegetales nativos de la zona e inundación de algunas zonas que quedarán como humedales o lagos permanentes. Este proyecto de restauración ambiental tiene como límite para terminarse el año 2030.
Los ingenieros y diseñadores de Atkins dicen que su aspiración es que, una vez que acaben las Olimpiadas, la Villa comienza una etapa de metamorfosis hasta que se convierta en una la Villa y Parque Reina Elizabeth, que estará rodeada de dos ríos, con 15 mil personas como población permanente y flotante. Esa villa tendrá muchas áreas silvestres, habrá un estadio, una alberca y un gimnasio, pero ninguno será un elefante blanco.
Sedes desarmables
Los Juegos Olímpicos de Londres estarán distribuidos en tres grandes zonas de esa capital, que actualmente tiene 8 millones de habitantes. Un conjunto de instalaciones deportivas se construirá en la zona histórica; otra parte en Greenwich y el cuerpo más grande de las instalaciones estará en el Parque Olímpico del West End.
En esos tres espacios los organizadores esperan recibir, a lo largo de cuatro semanas-primer en los olímpicos y luego en los paralímpicos- , una cantidad de visitantes similar a toda la población de Londres, 8 millones de personas. Los mayores grupos se concentrarán en el Parque de East End, el resto andará deambulando por diferentes foros, parques y avenidas. Después bajará el volumen y la actividad.
Para realizar una organización elástica, que haga a la ciudad capaz de albergar a estos millones de visitantes extras sin dejar después avenidas que nadie llena, estadios que tienen que ser demolidos, baños sin agua y gigantescos domos de prensa que tienen que ser usados como pistas de patineta para adolescentes, los ingleses pensaron en un proyectos sustentable.
En el despacho de arquitectos Populous diseñaron un esquema con 15 tipos diferentes de personas que acuden a las Olimpiadas: deportistas, periodistas, gobernantes, turistas, empresarios, voluntarios, etcétera. A cada uno de estos prototipos le hicieron su ruta crítica de actividades: Dónde come, dónde duerme, dónde se asea, dónde habla por teléfono. Y luego multiplicaron ese esquema por el número esperado de cada uno, por ejemplo, 15 mil atletas, 50 mil periodistas y así con cada arquetipo. Esto les llevó a tener un esquema de planeación sobre cuánto se necesitaría temporalmente por cada visitante.
Así fue como los organizadores de la Olimpiada de Londres concluyeron que lo mas amigable para el medio ambiente, y para el bolsillo de los ciudadanos era concebir una Olimpiada armada y desarmable.
En el Parque Olímpico se construirán 120 puentes peatonales, de los cuales sólo se quedarán al final 60. En el Estadio se armarán 80 mil asientos, de las cuales, sólo quedarán 25 mil al final. Y en la Alberca Olímpica se pondrán 15 mil lugares, de los cuales sólo dejarán 2 mil 500 y el resto se irá a hacer tour por todo Inglaterra, en festivales y otros eventos deportivos.
En la oficina de arquitectos Populous, donde 120 arquitectos laboran revisando la ejecución de las obras de la Villa Olímpica, los estadios y otras instalaciones, se respira un aire de orgullo al hablar de sus modelos desarmables. Dicen que en muchos casos se quedará para la ciudad la cancha, la alberca o la pista, pero que no se necesitan gradas para miles de personas, las cuales pueden quedar abandonadas por décadas.
“Uno de los ejemplos es lo que estamos haciendo con el Estadio Olímpico, que será la sede principal de las ceremonias de inauguración y clausura. Estamos construyendo un estadio para 80 mil personas, pero al final de la olimpiada tenemos un sistema con el cual desmontaremos el techo, la cubierta exterior y retiraremos 55 mil de los asientos, los cuales llevarnos a otros eventos, como festivales musicales o la Fórmula 1. Tras los Juegos, nos quedaremos con un estadio para 25 mil personas, ideal para un equipo de futbol local”, dice el arquitecto Ben Vickery, Director Senior de la compañía de arquitectos Populous.
Montarse sobre la historia
Algunos de los estadios e instalaciones olímpicas serán montados en sólo 60 días, como el estadio para Voleibol de Playa, el cual estará localizado frente al edificio en el que la Reina Isabel Segunda celebrará su Jubileo 60, es decir los 60 años de su llegada al trono. Esto ocurrirá entre el 2 y el 5 de junio de 2012. Justo el día después de que termine la celebración de la Reina comenzará a construirse esta instalación olímpica, que además estará encima de restos arqueológicos que serán perfectamente protegidos.
Ese mismo modelo se repetirá con decenas de instalaciones olímpicas, gradas, salas de prensa, baños, restaurantes, etcétera, Con todo esto, Londres aspira a convertirse en un modelo de arquitectura sustentable que reusa, recicla y reduce los gastos.
El compromiso central del Comité Olímpico será evitar que los Juegos dejen elefantes blancos, por ello se aplicarán nuevas técnicas, materiales y diseños que faciliten reutilizar miles de materiales en otros espacios.
Julian Sutherland, Director de Diseño de la compañía de ingeniería y diseño Atkins, enseñó a este periódico los planos para la construcción de cuatro sedes olímpicas que serán, parcial o totalmente, desmontables. Este conjunto incluye: la zona de competencias de canoas, llamada Broxbourne; la cancha de Voleibol de arena, que estará entre palacios, en el terreno llamado el Horse Guards Parade; el campo de equitación, instalado junto al Museo de Greenwich, y el estadio de cricket, construido sobre el Lords Cricket Ground.
Uno de los ejemplos de alta tecnología y compleja ingeniería que requieren los edificios desmontables es el campo de equitación. Ahí habrá caballos saltando y al menos 8 mil personas acudirán a ver las competencias. Pero todo será armado sobre un gigantesco jardín de césped verde que volverá a quedar igual 60 días después de que termine la olimpiada. Será un campo en el que la tierra sobre la que salten los caballos estará sobre una caja flotanteAlgunas veces, pensar en el final de las cosas ayuda a que los primeros pasos sean más sólidos. Así comenzó la ciudad de Londres su proyecto para organizar los Juegos Olímpicos del año 2012: primero se puso a pensar en cómo se verá la ciudad cuando todos los atletas hayan regresado a sus casas. Se puso a planear su Legado y así ganó, aún antes de que se entreguen las primeras medallas.
Londres.- Algunas veces, pensar en lo que se quiere tener cuando concluya un proceso ayuda a que los primeros pasos sean más sólidos. Así comenzó la ciudad de Londres su proyecto para organizar los Juegos Olímpicos del año 2012: primero se puso a pensar en cómo quedará la ciudad cuando todos los atletas hayan regresado a sus casas.
El 9 de septiembre de 2012, cuando se haya entregado las últimas medallas a atletas olímpicos y paralímpicos, se apagará el fuego traído desde Grecia y la oscuridad irá ganando terreno en los 3 kilómetros cuadrados que integran el Parque Olímpico. Pero este final no dejará una cruda emocional o financiera entre los londinenses, porque el terreno no quedará como un pueblo fantasma.
El predio elegido para ser suelo olímpico en 2012, que durante más de 60 años fue considerado como “una cicatriz en la cara de Londres” porque era una zona de fábricas abandonadas, suelos contaminados e inmigrantes empobrecidos, comenzará a recibir nuevos habitantes permanentes: cientos de familias que compraron el 80 % de los departamentos de la villa olímpica desde antes de que comenzara a construirse.
Este es el primer dato duro de un proyecto más complejo que ha recibido el nombre de Legado 2012. La idea central de esta visión de futuro es que Londres no trabajará para la Olimpiada; al contrario, la Olimpiada servirá a Londres para restaurar y rescatar a la zona más pobre y deteriorada de esa ciudad, la cual fue abandonada por “negligencia”, como reconocen las actuales autoridades de la ciudad.
El primer legado de Londres 2012 será el rescate de esa zona llamada despectivamente el East end¸ el fin del este o “el fin del mundo”, pues muchos ciudadanos decían que ahí terminaba la verdadera civilización británica pues, desde fines del siglo XIX esa región se convirtió en hogar de inmigrantes y obreros empobrecidos.
El día de hoy, cuando faltan cerca de 300 días para que la bandera blanca, con cinco aros de colores, se agite sobre nuevo estadio, la Villa Olímpica de Londres ya tiene construidas la escuela, el teatro y el hospital comunitario que se quedarán como herencia para los ciudadanos que se muden a esos edificios en cuanto se terminen las competencias. Ese es ya un producto palpable del Legado.
“Cualquiera que haya conocido esta zona hace 10, 20 o 40 años sabrá que fue el lugar donde las fábricas quedaron abandonadas, los suelos estériles por la contaminación y la sociedad fue dejada a su libre organización. Sí es una cicatriz dentro del cuerpo general de Londres y una muestra de la negligencia de todos los otros ciudadanos, que perferimos, durante años, voltear la cara hacia el oeste y dejar que se descompusiera el East London”, comenta a Ciencia Budget Dan Hawthorn, responsable de la Unidad Londres 2012, del gobierno de esa ciudad.
“Ahora hemos cambiado totalmente el enfoque y fuimos un paso más adelante. Tuvimos que reconocer que no es suficiente con que el gobierno de una ciudad o de un país traiga un evento masivo y grandes sumas de dinero porque todo eso se acaba y queda abandonado en unos cuantos días. Nosotros, el gobierno de Londres, el gobierno británico y los ciudadanos, decidimos completar todo el trabajo y hacer intervenciones detalladas hasta que el dinero, el tejido social y las áreas naturales queden funcionando óptimamente en la zona olímpica”, añade Hawthorn.
De este modo, empezar a pensar por el final se ha convertido en un ejercicio mental muy repetido en Londres. Si un empresario, una autoridad o un grupo social quiere sumarse al proyecto de la Olimpiada 2012 de Londres debe explicar en su proyecto, qué legado dejará su trabajo al apagarse la llama olímpica. El único requisito es que su legado no debe ser infraestructura ociosa, lo que en México llamamos “un elefante blanco”.
El fin del mundo
La zona más rica y la zona más pobre de Inglaterra están separadas por menos de 15 kilómetros. A finales del siglo XIX los londinenses más pobres y los nuevos migrantes del campo y de otros países comenzaron a asentarse al este de una muralla medieval que rodeaba a Londres. A esa zona se le llamó el East End y algunos se referían al lugar como el Fin del Mundo, queriendo indicar que ahí terminaba lo que consideraban civilizado.
El East End ganó su fama de sitio hostil y abandonado de la gracias real debido a su imparable índice de pobreza, que se acentuó con un conjunto de fábricas que primero usaron su mano de obra barata y luego la dejaron abandonada, durante la Segunda Guerra Mundial y en la posguerra.
Al llegar el siglo XXI, el estancamiento económico y social en el lado fue la regla. Prosperaron las pandillas, el comercio callejero e informal, los asaltos y la violencia doméstica.
Esta problemática se manifestaba con violencia, cíclicamente, por ello, cuando surgió la idea de volver a competir para traer una Olimpiada a Londres, después de que había organizado los juegos de 1908 y 1948, los laboristas pidieron que la justa sirviera para a los barrios y terrenos contaminados y empobrecidos del West End.
De manera esquemática y superficial, esta síntesis describe lo que ha ocurrido en los últimos catorce años en el Este de Londres. Se decidió rescatar la zona más pobre de Londres, usando como palanca a una olimpiada. Un ejemplo es la construcción, en esa zona, del mall o plaza comercial más grande de Europa, que el 13 de septiembre abrió sus puertas por primera vez. Ese primer día recibió una multitud de visitantes, que sumó 160 mil personas, locales y visitantes. Los cuales gastaron 4 millones de libras esterlinas, sólo en este primer día de actividad del mall Westlife Stratford City, a pocos metros de donde estan construyendo el nuevo Parque y la Villa Olímpica.
“La Olimpiada 2012 fue concebida pensando en este espacio desde el principio. Se pensó que era un muy buen terreno disponible, pero no sólo eso. Sabíamos que era una zona donde debía rescatarse el tejido social y el medio ambiente pues esa una zona que había quedado abandonada paulatinamente y donde era difícil atraer inversión. Sólo un proyecto que atrajera grandes inversiones, como una olimpiada, podría restaurar el suelo, la arquitectura y construir cadenas de servicios y comercio que se quedaran permanentemente alrededor”, explica Chris Jopson, director asociado de Populous, la principal firma de arquitectos responsable del proyecto 2012.
Pero el proyecto no se limita abrir grandes tiendas o traer grandes bancos porque los ingleses ya tienen la experiencia de que cuando eso ocurre, los habitantes locales siguen siendo pobres y, cuando mucho, consiguen trabajos de limpieza, como les ocurrió hace 20 años en el nuevo barrio financiero de Londres, llamado Canary Wharf, donde los banqueros sólo van a trabajar y la pobreza se ha acentuado más entre los habitantes locales.
“Llevar grandes inversiones a un barrio o a un país donde los habitantes locales no pueden comprar, porque no tienen dinero, o no pueden trabajar, porque no tienen las habilidades, hace más subrayada la pobreza de los que estaban primero. Además es más difícil justificar ahí inversión social”, dice Dan Hawthorn, del gobierno londinense. Este problema se repite en muchos países donde los gobiernos de limitan a captar inversiones sin aterrizarlas para que rieguen a la población local.
“Los gobiernos no tienen que dejar el trabajo a la mitad. Tienen que acompañar el aterrizaje de la inversión hasta la última etapa. Tienen que impulsar fuertes programas de capacitación entre los pobladores locales, regenerar el tejido social, estimular la inversión a escala micro con estímulos fiscales. No dejar las cosas financieras volando después de conseguir una promesa de inversión”, añade este joven funcionario que, sorprendentemente no es parte de un gobierno laborista, sino de uno conservador.
Del suelo al cielo
En julio de 2005, cuando Londres ganó la competencia para organizar las Olimpiadas de 2012, se dio el banderazo de salida para un proyecto que había sido diseñado, corregido y vuelto a diseñar desde 1997.
Antes de construir cualquier muro, lo que se hizo en el terreno de 3 kilómetros cuadrados que albergará al Parque Olímpico fue levantar toda la tierra del suelo y limpiarla de contaminantes como arsénico, mercurio, plomo, níquel, cromo y vanadio.
Julian Sutherland, director de diseño de la compañía de ingenieros Atkins, responsables de la limpieza del terreno, explica que trabajaron con dos estrategias de biorremediación.
“Una parte del suelo lo retiramos y lo mandamos a un lugar que nosotros llamamos el Hospital de suelos, en el que estas tierras contaminadas fueron tratadas con cultivos de hongos y bacterias comían parte de esas tierras y capturaban los metales, excretando materia limpia. Otra parte de la limpieza, más profunda, se hizo con bacterias y hongos In situ, logrando retirar los contaminantes de las zonas más sucias. Al final de este trabajo de biorremediación, que duró más de dos años, logramos devolver limpio el 80 % del suelo contaminado y lo que no se limpió lo retiramos”, dice Sutherland.
El mismo experto de la firma Atkins añade que paralelamente a la limpieza de los metales contaminantes en el suelo del East London se realizaron 300 estudios sociales para saber cómo era la vida comunitaria en esa zona de Londres, qué eran los edificios que se encontraban abandonados y cuál fue su función en el tejido vecinal.
Una vez que se tuvo claro lo que había antes, lo que se quería y lo que las autoridades, los vecinos y los inversionistas querían en común, lo cual fue decidido con dos consultas públicas, se procedió a derrumbar 200 edificios en la zona núcleo de lo que sería la Villa Olímpica. Algunos de esos edificios eran fábricas abandonadas y otros eran torres de 10 ó 12 pisos, con departamentos habitacionales sumamente maltratados.
“Desde el momento de estos derrumbes empezó un trabajo de arquitectura sustentable porque el 90 % del material de los edificios destruidos fue mandado a plantas de reciclaje y sirvió para posteriores obras, aquí o en otras partes de Londres”, dice Julian Sutherland, quien representa a una de las 11 compañías más grandes del mundo en diseño urbano.
Cuatro meses antes de que se comenzaran a construir las instalaciones olímpicas en el East London, el suelo ya estaba parejo y limpio, pero faltaba una parte muy ambiciosa y compleja, rescatar dos ríos de agua dulce que cruzaban por la zona y, con ellos, intentar revivir un ecosistema desaparecido.
El proyecto requirió entonces la ayuda de biólogo y ecólogos, los cuales lograron extraer a 400 ejemplares de animales silvestres que sobrevivían en la zona en condiciones de apabullante estrés: salamandras, ranas, aves no migratorias y pequeños mamíferos que fueron puestos en reservas hasta que se restaure completamente el Río Lea, que cruza el terreno de la Villa Olímpica. Al mismo tiempo se realiza una reintroducción de vegetales nativos de la zona e inundación de algunas zonas que quedarán como humedales o lagos permanentes. Este proyecto de restauración ambiental tiene como límite para terminarse el año 2030.
Los ingenieros y diseñadores de Atkins dicen que su aspiración es que, una vez que acaben las Olimpiadas, la Villa comienza una etapa de metamorfosis hasta que se convierta en una la Villa y Parque Reina Elizabeth, que estará rodeada de dos ríos, con 15 mil personas como población permanente y flotante. Esa villa tendrá muchas áreas silvestres, habrá un estadio, una alberca y un gimnasio, pero ninguno será un elefante blanco.
Sedes desarmables
Los Juegos Olímpicos de Londres estarán distribuidos en tres grandes zonas de esa capital, que actualmente tiene 8 millones de habitantes. Un conjunto de instalaciones deportivas se construirá en la zona histórica; otra parte en Greenwich y el cuerpo más grande de las instalaciones estará en el Parque Olímpico del West End.
En esos tres espacios los organizadores esperan recibir, a lo largo de cuatro semanas-primer en los olímpicos y luego en los paralímpicos- , una cantidad de visitantes similar a toda la población de Londres, 8 millones de personas. Los mayores grupos se concentrarán en el Parque de East End, el resto andará deambulando por diferentes foros, parques y avenidas. Después bajará el volumen y la actividad.
Para realizar una organización elástica, que haga a la ciudad capaz de albergar a estos millones de visitantes extras sin dejar después avenidas que nadie llena, estadios que tienen que ser demolidos, baños sin agua y gigantescos domos de prensa que tienen que ser usados como pistas de patineta para adolescentes, los ingleses pensaron en un proyectos sustentable.
En el despacho de arquitectos Populous diseñaron un esquema con 15 tipos diferentes de personas que acuden a las Olimpiadas: deportistas, periodistas, gobernantes, turistas, empresarios, voluntarios, etcétera. A cada uno de estos prototipos le hicieron su ruta crítica de actividades: Dónde come, dónde duerme, dónde se asea, dónde habla por teléfono. Y luego multiplicaron ese esquema por el número esperado de cada uno, por ejemplo, 15 mil atletas, 50 mil periodistas y así con cada arquetipo. Esto les llevó a tener un esquema de planeación sobre cuánto se necesitaría temporalmente por cada visitante.
Así fue como los organizadores de la Olimpiada de Londres concluyeron que lo mas amigable para el medio ambiente, y para el bolsillo de los ciudadanos era concebir una Olimpiada armada y desarmable.
En el Parque Olímpico se construirán 120 puentes peatonales, de los cuales sólo se quedarán al final 60. En el Estadio se armarán 80 mil asientos, de las cuales, sólo quedarán 25 mil al final. Y en la Alberca Olímpica se pondrán 15 mil lugares, de los cuales sólo dejarán 2 mil 500 y el resto se irá a hacer tour por todo Inglaterra, en festivales y otros eventos deportivos.
En la oficina de arquitectos Populous, donde 120 arquitectos laboran revisando la ejecución de las obras de la Villa Olímpica, los estadios y otras instalaciones, se respira un aire de orgullo al hablar de sus modelos desarmables. Dicen que en muchos casos se quedará para la ciudad la cancha, la alberca o la pista, pero que no se necesitan gradas para miles de personas, las cuales pueden quedar abandonadas por décadas.
“Uno de los ejemplos es lo que estamos haciendo con el Estadio Olímpico, que será la sede principal de las ceremonias de inauguración y clausura. Estamos construyendo un estadio para 80 mil personas, pero al final de la olimpiada tenemos un sistema con el cual desmontaremos el techo, la cubierta exterior y retiraremos 55 mil de los asientos, los cuales llevarnos a otros eventos, como festivales musicales o la Fórmula 1. Tras los Juegos, nos quedaremos con un estadio para 25 mil personas, ideal para un equipo de futbol local”, dice el arquitecto Ben Vickery, Director Senior de la compañía de arquitectos Populous.
Montarse sobre la historia
Algunos de los estadios e instalaciones olímpicas serán montados en sólo 60 días, como el estadio para Voleibol de Playa, el cual estará localizado frente al edificio en el que la Reina Isabel Segunda celebrará su Jubileo 60, es decir los 60 años de su llegada al trono. Esto ocurrirá entre el 2 y el 5 de junio de 2012. Justo el día después de que termine la celebración de la Reina comenzará a construirse esta instalación olímpica, que además estará encima de restos arqueológicos que serán perfectamente protegidos.
Ese mismo modelo se repetirá con decenas de instalaciones olímpicas, gradas, salas de prensa, baños, restaurantes, etcétera, Con todo esto, Londres aspira a convertirse en un modelo de arquitectura sustentable que reusa, recicla y reduce los gastos.
El compromiso central del Comité Olímpico será evitar que los Juegos dejen elefantes blancos, por ello se aplicarán nuevas técnicas, materiales y diseños que faciliten reutilizar miles de materiales en otros espacios.
Julian Sutherland, Director de Diseño de la compañía de ingeniería y diseño Atkins, enseñó a este periódico los planos para la construcción de cuatro sedes olímpicas que serán, parcial o totalmente, desmontables. Este conjunto incluye: la zona de competencias de canoas, llamada Broxbourne; la cancha de Voleibol de arena, que estará entre palacios, en el terreno llamado el Horse Guards Parade; el campo de equitación, instalado junto al Museo de Greenwich, y el estadio de cricket, construido sobre el Lords Cricket Ground.
Uno de los ejemplos de alta tecnología y compleja ingeniería que requieren los edificios desmontables es el campo de equitación. Ahí habrá caballos saltando y al menos 8 mil personas acudirán a ver las competencias. Pero todo será armado sobre un gigantesco jardín de césped verde que volverá a quedar igual 60 días después de que termine la olimpiada. Será un campo en el que la tierra sobre la que salten los caballos estará sobre una caja flotanteAlgunas veces, pensar en el final de las cosas ayuda a que los primeros pasos sean más sólidos. Así comenzó la ciudad de Londres su proyecto para organizar los Juegos Olímpicos del año 2012: primero se puso a pensar en cómo se verá la ciudad cuando todos los atletas hayan regresado a sus casas. Se puso a planear su Legado y así ganó, aún antes de que se entreguen las primeras medallas.