En Yaxchilán, falta explorar al menos 70 edificios mayas: Roberto García Moll
TEXTO Y FOTOS: Antimio Cruz / Enviado
Ocosingo, Chiapas.- Más de la mitad de los edificios mayas hallados hasta hoy en la ciudad de Yaxchilán, habitada al menos entre los años 400 y 820 después de Cristo, permanece oculta bajo la selva del sur de Chiapas, afirmó en entrevista con Ciencia Budget Roberto García Moll, considerado como una leyenda viva de la arqueología y quien trabajó 15 años en este lugar al que sólo se puede llegar en lancha, navegando a lo largo del río Usumacinta.
A pesar de la gran cantidad de datos arquitectónicos, históricos y políticos que aún falta conocer de esta antigua metrópoli, es reconocida como una de las urbes mayas con más escrituras labradas en piedra: en estelas, escalinatas, altares y dinteles, que son las rocas labradas que servían como marco superior en las puertas de acceso a los edificios.
Ciencia Budget realizó una visita a este sitio, invitada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde observó edificios y decenas de estelas con glifos mayas grabados que narran, entre otras cosas, la historia de dos gobernantes que habrían sido personajes relevantes de una larga dinastía.
Los señores Sello-Jaguar y Serpiente-Jaguar están registrados en muchos monumentos de esta ciudad que está justo en la frontera que divide a México y Guatemala.
Roberto García Moll, quien además de ser el principal explorador arqueológico de Yaxchilán fue presidente del Consejo de Arqueología del INAH indicó que hay muchas preguntas abiertas sobre la historia de Yaxchilán.
“En la totalidad de la investigación a lo mejor estamos en el 1%, pero a nivel de estructuras estamos entre el 33 y el 35 %. En la zona de Yaxchilán están registrados hasta ahora 120 edificios y hemos trabajado, a nivel de arquitectura sólo 50”, explicó García Moll en una conversación en la ciudad de Palenque.
Hay muchas cosas que se pueden decir de Yaxchilán, pero entre ellas se puede hablar de una estructura en forma de laberinto, totalmente oscuro, que aún no se ha explorado en su totalidad y podría ser parte de un ritual.
También hay una gigantesca escalinata de 40 metros de altura que termina en un templo en el que hay una figura humana sentada en posición de flor de loto y decapitada. Frente a ese templo hay otra singularidad: una estalactita –que es una roca formada con sales, a lo largo de miles de años, en una gruta—. Esa estalactita está labrada con glifos mayas.
“Por lo que se sabe, Yaxchilán era una de las entidades políticas regionales importantes. Es una ciudad compleja, no es un centro ceremonial.
Tenía todos los servicios y problemáticas de las ciudades mayas, pero si característica central es que tiene muchas inscripciones jeroglíficas y a través de esas inscripciones nos revelaron una proceso de desarrollo que debió iniciar en el año 400, con la última inscripción grabada en el año 820 después de Cristo. Sabemos que hubo ocupación antes y después. Conocer más sobre la ocupación previa al año 400 d.C es una de las tareas que actualmente nos hemos planteado”, dijo García Moll.
Por su localización geográfica, en la parte alta del Río Usumacita y en medio de la más espesa selva, los arqueólogos suponen que la ciudad controlaba el flujo y tránsito de mercancías hacia otras ciudades mayas, incluyendo jade, pieles, plumas, ámbar y otros objetos de mucho valor para los mayas.
Actualmente Yaxchilán está en suelo mexicano, en el municipio de Ocosingo, y en medio de un entorno natural en el que se ven, sin dificultad, cocodrilos, tucanes, pequeños tapires, monos aulladores y monos araña, y numerosos loros y otras aves canoras. Hasta hace una década, no tenía un camino cercano en un radio de 150 kilómetros. Las únicas personas que habitan permanentemente el lugar son custodios e investigadores del INAH.
Ocosingo, Chiapas.- Más de la mitad de los edificios mayas hallados hasta hoy en la ciudad de Yaxchilán, habitada al menos entre los años 400 y 820 después de Cristo, permanece oculta bajo la selva del sur de Chiapas, afirmó en entrevista con Ciencia Budget Roberto García Moll, considerado como una leyenda viva de la arqueología y quien trabajó 15 años en este lugar al que sólo se puede llegar en lancha, navegando a lo largo del río Usumacinta.
A pesar de la gran cantidad de datos arquitectónicos, históricos y políticos que aún falta conocer de esta antigua metrópoli, es reconocida como una de las urbes mayas con más escrituras labradas en piedra: en estelas, escalinatas, altares y dinteles, que son las rocas labradas que servían como marco superior en las puertas de acceso a los edificios.
Ciencia Budget realizó una visita a este sitio, invitada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde observó edificios y decenas de estelas con glifos mayas grabados que narran, entre otras cosas, la historia de dos gobernantes que habrían sido personajes relevantes de una larga dinastía.
Los señores Sello-Jaguar y Serpiente-Jaguar están registrados en muchos monumentos de esta ciudad que está justo en la frontera que divide a México y Guatemala.
Roberto García Moll, quien además de ser el principal explorador arqueológico de Yaxchilán fue presidente del Consejo de Arqueología del INAH indicó que hay muchas preguntas abiertas sobre la historia de Yaxchilán.
“En la totalidad de la investigación a lo mejor estamos en el 1%, pero a nivel de estructuras estamos entre el 33 y el 35 %. En la zona de Yaxchilán están registrados hasta ahora 120 edificios y hemos trabajado, a nivel de arquitectura sólo 50”, explicó García Moll en una conversación en la ciudad de Palenque.
Hay muchas cosas que se pueden decir de Yaxchilán, pero entre ellas se puede hablar de una estructura en forma de laberinto, totalmente oscuro, que aún no se ha explorado en su totalidad y podría ser parte de un ritual.
También hay una gigantesca escalinata de 40 metros de altura que termina en un templo en el que hay una figura humana sentada en posición de flor de loto y decapitada. Frente a ese templo hay otra singularidad: una estalactita –que es una roca formada con sales, a lo largo de miles de años, en una gruta—. Esa estalactita está labrada con glifos mayas.
“Por lo que se sabe, Yaxchilán era una de las entidades políticas regionales importantes. Es una ciudad compleja, no es un centro ceremonial.
Tenía todos los servicios y problemáticas de las ciudades mayas, pero si característica central es que tiene muchas inscripciones jeroglíficas y a través de esas inscripciones nos revelaron una proceso de desarrollo que debió iniciar en el año 400, con la última inscripción grabada en el año 820 después de Cristo. Sabemos que hubo ocupación antes y después. Conocer más sobre la ocupación previa al año 400 d.C es una de las tareas que actualmente nos hemos planteado”, dijo García Moll.
Por su localización geográfica, en la parte alta del Río Usumacita y en medio de la más espesa selva, los arqueólogos suponen que la ciudad controlaba el flujo y tránsito de mercancías hacia otras ciudades mayas, incluyendo jade, pieles, plumas, ámbar y otros objetos de mucho valor para los mayas.
Actualmente Yaxchilán está en suelo mexicano, en el municipio de Ocosingo, y en medio de un entorno natural en el que se ven, sin dificultad, cocodrilos, tucanes, pequeños tapires, monos aulladores y monos araña, y numerosos loros y otras aves canoras. Hasta hace una década, no tenía un camino cercano en un radio de 150 kilómetros. Las únicas personas que habitan permanentemente el lugar son custodios e investigadores del INAH.