El futuro de la ciencia mexicana depende de la sociedad civil: Ruy Pérez Tamayo

TEXTO: Antimio Cruz FOTO: UAM-Cuajimalpa

El futuro de la ciencia mexicana descansa en la sociedad civil y no puede confiar su porvenir a una "súbita iluminación" de los políticos pues en los últimos ciento diez años solamente al final de los gobiernos de Porfirio Díaz y de Carlos Salinas de Gortari se tuvo conciencia de que la ciencia y la tecnología podían ser estratégicas para el desarrollo de México, afirmó el doctor Ruy Pérez Tamayo, investigador emérito de la UNAM, durante una conferencia en la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Cuajimalpa.

El también miembro del Consejo Consultivo de Ciencias (CCC) de la Presidencia de la República aseguró que el mayor crecimiento de la ciencia mexicana, hasta la fecha, ocurrió en la segunda mitad del siglo XX gracias a la insistencia y terquedad de muchos científicos que exigieron más apoyo a los gobiernos y mejores condiciones para hacer investigación.

Dijo que fue esa presión sistemática sobre los gobiernos lo que condujo a la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en 1970, así como del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), en 1984.

“Esto no fue obra de un presidente o un gobierno sino de la terquedad de los científicos”, subrayó el creador de las unidades de patología en el Hospital General de México y en el Instituto Nacional de Nutrición.

“En todo el siglo XX sólo en dos ocasiones el gobierno mostró interés en la ciencia; al final de los gobiernos de Porbirio Díaz y de Carlos Salinas, pero ya sabemos cómo terminaron ambos casos y quienes les siguieron no mantuvieron el interés en la ciencia”,dijo Pérez Tamayo.

El médico mexicano, reconocido a nivel mundial por explicar el efecto del aminoácido metionina en los procesos de cicatrización, ofreció una conferencia ante alumnos y profesores de la UAM, como parte del ciclo “El Colegio Nacional en la UAM-Cuajimalpa. Sexto Aniversario”.

Hizo una reflexión larga sobre lo que fue la ciencia mexicana a lo largo del siglo XX y después imaginó tres futuros posibles para la ciencia mexicana en el siglo XXI: el escenario pesimista, el optimista y el realista.

En el escenario pesimista, la ciencia sigue ignorada por el gobierno y debilitada a tal punto que no sólo no ayuda a la construcción de una mejor sociedad sino que cede ante las presiones de las formas de pensamienpo dogmático y totalitario –principalmente de grupos religiosos—, y testifica el debilitamiento del espíritu científico, libre y crítico.

En el escenario optimista, los políticos tienen una “súbita iluminación” y estructuran un programa claro y de largo plazo para usar a la ciencia como herramienta para construir una sociedad más democrática, igualitaria y con mayor crecimiento y bienestar. Apoyando la formación de científicos, la generación de empleos para esos científicos y el aprovechamiento de ese conocimiento.

“El tercer escenario,que es el más realista, es pensar que el crecimiento de la ciencia seguirá la evolución natural de la sociedad mexicana. Podemos esperar que habrá una participación cada vez más activa de la sociedad civil y será la fuerza de esa sociedad civil lo que permitirá a la ciencia seguir creciendo, a pesar de las crisis económicas y del desinterés del gobierno. En los escenarios pesimista y optimista, todo depende del gobierno. En el escenario realista, el futuro depende de la sociedad civil”, indicó.

Ante esta última reflexión dijo que la herramienta que tienen los científicos para obtener reconocimiento social y para ser respaldados por la sociedad civil es seguir trabajando para generar nuevos conocimientos y dedicar parte de su tiempo a divulgar lo que hacen para que la sociedad los entienda.

“A veces loscientíficos tenemos que ponernos la gorra de periodistas y escribir y divulgar,y yo creo que no es tan difícil”, concluyó.

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